Mano

El profeta encontró en la esquina a un novicio mirando al cielo. «¿Se te perdió algo?», cuestionó con humor. «Trato de descubrir la mano de Dios que me guíe», contestó el joven. El profeta señaló a los pies: «La mano de Dios no está arriba, sino debajo de ti… ¡sosteniéndote!»

La esquina del profeta

La esquina del profeta
Creo en el Espíritu Santo... que habló por los profetas