El mismo piso

Un novicio, cada vez que pasaba por un piso cubierto de losetas cuadradas, no podía evitar ver la cruz dibujada en ellas: cuatro cuadrados formaban el palo vertical, y tres cuadrados, el palo horizontal. Lleno de escrúpulos, tenía miedo de apoyar sus pies en el suelo de losetas pues decía: «No quiero ofender a Dios pisando la cruz y ensuciándola con mis pies.» Del ataque de obsesión empezó a liberarse cuando escuchó el argumento del profeta: «Nuestra fe se apoya sobre la cruz de Cristo.»

La esquina del profeta

La esquina del profeta
Creo en el Espíritu Santo... que habló por los profetas