Zancudo

Ya acercándose al momento de la comunión en una Eucaristía, el menor de los novicios se fijó en un mosquito que zumbaba cerca del altar. En un descuido incontrolado, manifestó con extrema inocencia: «¡Cómo quisiera ser como ese mosquito para picar siempre a Cristo y chuparme su sangre!» Los demás quedaron escandalizados. El profeta aprovechó para exclamar: «La sangre representa la vida. ¡Cuánto quisiera ser un zancudo y lanzarme dentro del cáliz como en una piscina y ahogarme en la Sangre de Cristo!»

La esquina del profeta

La esquina del profeta
Creo en el Espíritu Santo... que habló por los profetas