Milagros

Vieron en la avenida un enorme cartel publicitando una «Cruzada de milagros» con un famoso predicador. El profeta llevó a dos novicios al mar, a mirar el atardecer con las gaviotas. Como si fuera un maestro de ceremonias, les presentó: «¡Con ustedes, esta maravillosa cruzada de milagros!». Al final, un novicio propuso: «Vayamos mañana a contemplar otra cruzada de milagros: ¡mi hermana dará a luz!».

Puente

Un pastor de una iglesia, amigo del profeta, le cuestionó: «Si estás de acuerdo en que Jesús es el puente entre Dios y nosotros, entonces ¿qué papel juega María?». Contestó: «María está en el puente, sonriéndonos e invitándonos a pasar por él». Entonces le palmoteó en el hombro, agregando: «Podemos darle una mano a ella en el puente, invitando a la gente a pasar por él.»

Invitar a Jesús

Un fogoso predicador insistía en su conferencia por televisión: «¡Invita a Jesús a tu corazón!». El profeta reveló su pensamiento a los novicios: «Si invitas a Jesús, entonces él será el “invitado”. Un invitado no dispone de la casa como quiere. El problema de muchos “cristianos” es que sólo tienen a Jesús como “invitado”, no como “dueño”».

El anfitrión da la bienvenida

En el evento se colocó un gigantesco letrero: «Espíritu Santo, bienvenido seas a este lugar». El profeta siguió preguntando en voz baja: «Una bienvenida, ¿quién la da?, ¿la persona que convoca o los convocados?, ¿la persona que está desde siempre o los que llegan?».

Eventos

Una comunidad se especializaba en organizar «eventos de evangelización». El profeta comentó a los novicios en voz baja: «¿Eventos de evangelización? ¿Evangelizar es algo “eventual”? Pasemos de evangelizar a ser evangelizador, y de ser evangelizador a ser Evangelio».

Diferente óptica

El profeta se coló en un grupo de oración. Decía una señora: «En la medida en que uno va adentrándose en el Camino, vienen más problemas…». El profeta pidió permiso para intervenir: «¿Estás segura de eso? ¡Imagínate que te hubieran llegado esos problemas sin haberte adentrado en el Camino!».

Teófilo

Fue invitado a exponer en una clase de teología. El profeta prefirió ser breve: «No aspiro a ser teólogo, sino a ser “teófilo”. No aspiro a saber mucho de Dios, sino a saborear mucho a Dios. Cada día quiero saltar de “saber de Dios” a “conocer a Dios”, y de “conocer a Dios” a “amar al ser humano”.»

Aclaración

Después de lo narrado en el relato anterior, el ingeniero, no muy conforme con las palabras del profeta, volvió a verlo: «Dices que Dios no nos ha dado la vocación de ser “exitosos y competentes”… ¿Significa que nunca seré “exitoso y competente”?». El profeta simplemente le respondió: «Nunca he dicho que nunca serás “exitoso y competente”».

La esquina del profeta

La esquina del profeta
Creo en el Espíritu Santo... que habló por los profetas