Vida

En su cautiverio, presintiendo que su hora estaba próxima, el profeta oraba así: «Señor Jesús, te he entregado mi vida tantas veces, que me parece un contrasentido decirte ahora: “Te doy mi vida”. Mejor te digo: “Te doy tu vida”».

La esquina del profeta

La esquina del profeta
Creo en el Espíritu Santo... que habló por los profetas